Hace mucho no les envío un abrazo virtual, y hoy quisiera amigas hablarles de nuestra condición de peregrinas camino a nuestro hogar que será un lugar eterno. Qué bueno es pensar en algo que dura para siempre! porque nuestra vida en éste mundo es tan pasajera como lo señala el Sl.103:15-16 «El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella y pereció».
Pero la nueva vida en Cristo que recibimos por medio de la Palabra,que permanece para siempre y que el Espíritu aplica a nuestra mente y corazón, es eterna.
Esta nueva vida tiene un destino ya fijado, que es el cielo, donde estaremos para siempre con el Señor. El camino hacia ese lugar comienza aquí, pero no se acaba como nuestro cuerpo que perece, sino que continúa hacia la meta donde está nuestra verdadera ciudadanía. Por lo tanto somos peregrinos en la tierra.
Es muy distinto ser peregrinas, que afincadas a un lugar, El peregrino está de paso, no va cargado con un montón de cosas a cuestas de aca, lleva lo necesario. Pero sí, se carga o se ocupa con dedicación en las cosas del reino. Aunque sea dificil de reconocer, muchas veces perdemos de vista éste objetivo primordial.
Esto no significa que no debemos gozar de los bienes que Dios nos da, pero las cosas, no deben ser un estorbo, sino una ayuda para el reino de Dios. El peregrino no se olvida a donde va, tiene en mente su destino permanentemente. Lo tenemos nosotras?.
En 1Pedro cap.1:17-19, nos dice que teniendo en cuenta el costo carísimo de nuestro rescate, que fue la sangre de Cristo derramada en la cruz, debemos conducirnos con la idea de no ofender a nuestro Dios todo el tiempo de nuestra peregrinación. Pero no simplemente porque el juzga nuestros hechos, sino porque le amamos porque El nos amó primero y dió todo por nosotras.
La vida aquí, si realmente queremos agradar a Dios no será fácil, pero tenemos «la esperanza puesta delante de nosotros como segura y firme ancla del alma»Heb.6:18-19
Dios nos bendiga queridas y nos ayude a andar nuestra vida siempre mirando a Cristo.
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