Querida amiga, cómo estás?. La charla de hoy es un llamado imperativo a meditar. Muchos piensan que hay que tener una postura especial para hacerlo, pero ésta meditación de la cual te hablo no requiere una postura especial para hacerla. Sí detenernos de otras tantas tareas y en tranquilidad considerar con sinceridad nuestra vida.

Seguramente habrá altos y bajos en ella, pero, entendemos para que estamos en éste mundo? Escuchando nuestro corazón creemos que hemos hecho siempre las cosas bien?. Y es claro que no, muchas veces fallamos y de distintas maneras: el egoísmo, el desinterés, el enojo, es común a nuestra naturaleza pecadora… En éstos días recordamos lo que es llamada semana santa: la muerte y resurrección de Cristo.

El vino especialmente al mundo para solucionar el problema del pecado, que los seres humanos por nosotros mismos no podemos quitar o limpiar de nuestras vidas.

La Biblia, que es la Palabra de Dios dice que: “Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación”.

Tal vez en ésta meditación voy a decirte algo que te parezca un poco fuerte, pero sabes el problema de que muchos no tomen la decisión de aceptar a Cristo como Salvador es el no conocer al Dios de justicia que es también Dios de amor.

Estamos acostumbrados a las promesas de justicia humana; por ejemplo como padres a veces le decimos a nuestros hijos , si haces tal cosa , recibirás tal castigo, y después en algunos casos no se cumple. Y lo mismo ocurre con nuestros jueces o autoridades respecto a algunas personas que deberían recibir un castigo.

Pero Dios, cumple Su palabra y un día “..juzgará al mundo con justicia por Aquel quien El levantó de los muertos”. No es que Dios sea malo con el que no acepta a Cristo, sino que El nos da la solución y muchos rechazan con rebeldía.

La obra de Cristo por nosotros es considerada muchas veces con liviandad, aún por aquellos que nos hemos arrepentido y aceptado a Jesús como Salvador. Porque?. La salvación que Dios nos ofrece tiene un propósito: “Por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.

La meditación de hoy, para aquellos que no han recibido a Cristo como Salvador es para considerar hacerlo, no sabemos hasta cuándo dura el tiempo de gracia, luego vendrá el juicio. Y para las que somos suyas Dios nos salvó con un propósito. Vivir para Cristo significa llevar una vida que El apruebe, es decir una vida que tenga en cuenta los principios de Dios que están en la Biblia, Su Palabra.

Nuestro corazón si realmente se ha entregado a Cristo debe desear y nuestras actitudes respaldar el agradar a Aquel que nos amó tanto, que dio su vida por nosotros. Dice un coro que cantamos:

“Tendré manos vacías para Ti cuando vengas oh Cristo Tu por mí?” Que Dios nos bendiga será hasta pronto.

Acerca del Autor

Raquel Vázquez
Arquitecta | + posts