En los días que se han dado en llamar “semana santa”, recordamos la muerte y resurrección de Cristo. Nunca entenderemos la profundidad de ese sacrificio!, dar Su vida, derramar Su sangre para que nuestros pecados puedan ser perdonados. “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor” Rom.6.23

Nosotros merecíamos morir, pero El ocupó nuestro lugar, para librarnos del pecado y darnos una nueva vida en El. Cómo despreciar tremendo regalo!

La resurrección suya entre los muertos demostró que El era Dios, podía poner su vida y volverla a tomar, pero además que su sacrificio a nuestro favor fue aprobado por el Padre.

Si El no hubiese resucitado “nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe…”1Co.15:14

Jesús quiere que hagamos memoria de lo que El realizó, para que entendamos su propósito de amor para nosotros.

No se puede explicar con las palabras,

La alegría de Cristo levantado.

Ya no atada su vida por la muerte

¡El pagó por nosotros los pecados!

 

En aquel día primero de semana,

Las Marías llegaron de mañana,

Y al ver corrida aquella piedra inmensa,

Pensaron que alguno le sacara.

 

Pero un ángel de aspecto de un relámpago,

Les dijo: No temáis porque ha triunfado.

Como El les dijo antes de su muerte,

Que volvería al tercer día resucitado!

 

Entonces ellas con temor y gozo,

Salieron del sepulcro, ¡quien las viera!

El corazón habrá latido fuerte,

¡Vayamos y contemos éstas nuevas!

 

Mientras andaban así por el camino,

Fue el mismo Señor que llegaría!,

Diciendo:¡salve y ellas le adoraron

Con esa mezcla de miedo y alegría.

 

No tengan miedo, vayan y estas nuevas

Anuncien a todos los hermanos

¡Que maravilla, aún hoy resuenan!

¡Jesucristo el Señor resucitado!

Acerca del Autor

Raquel Vázquez
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