Hace unos días ordenando papeles, encontré un artículo de quien fuera mi esposo Alberto Campilongo, y me pareció se adaptaba a los tiempos de prueba que estamos viviendo. Estaba escrito con una máquina antigua, por lo tanto era de varios años atrás.
Recordé entonces las horas que Alberto dedicaba al estudio bíblico diario, y sus muchos apuntes manuscritos que eran tan prolijos como escritos con máquina sin renglón y con una caligrafía pareja. Y cuánto amaba al Señor sirviéndole desde muy jovencito y toda su vida.
Finalmente decidí ponerle voz a su escrito, y cuando terminé, pensé en el texto de Apocalipsis 14:13 : “…Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”
En medio de la Tormenta
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