Querida Florencia:

Pronto llegará el verano y todas pensamos en una dieta equilibrada que  nos ayude a mantener o bajar el peso de nuestro cuerpo cuando estamos excedidas. Me gustó mucho un comentario que leí hoy sobre el cuidado de una dieta equilibrada, ya no para el cuerpo sino para el alma.

Te la trascribo: “Usted necesita una dieta equilibrada de la Palabra de Dios. Las reuniones y los estudios bíblicos entre semana representan una inversión de varias horas semanales que lo ayudan a uno a mantener el enfoque y a mantenerse en la puerta estrecha y el camino angosto.”.

Y pensaba yo, muchas veces llevamos una dieta pobre, de muy poco tiempo con la Palabra de Dios, y eso hace que no mantengamos el enfoque de Dios y por lo tanto nos salimos del camino angosto. Hacemos demasiado hincapié en la dieta para nuestro cuerpo y… ¿qué de la dieta para el alma?

Creo que el secreto está en reconocer nuestra necesidad, de que nuestra “alma esté en buen estado”, y amar con todo el corazón la Palabra de Dios de manera que sea un deleite escuchar lo más posible su consejo, sabio y perfecto.

El Salmo 119 está lleno de expresiones de un corazón ejercitado en alimentarse de la Palabra de Dios. Por ejemplo, el versículo 103 dice: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” Y en varias ocasiones menciona que este alimento le sostiene en momentos en que él tiende a ser destruido por las circunstancias que le toca vivir. Por ejemplo, el versículo 92 dice: “Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido.”.

¡¡Qué importante es continuar sin titubeos en esta dieta espiritual!

Hasta prontito Flor,

Tu tía Adela

Acerca del Autor

Raquel Vázquez
Arquitecta | + posts