Querida Florencia:
¿Cómo te encuentras en estos días tan especiales? Sé que en España las cosas están peor que aquí, pero solo porque empezaron primero creo, aunque dicen que no se tomaron medidas rápido. De todas maneras me alegro, que por lo menos en salud estas bien, lo otro ya se arreglará.
Sabes que estaba meditando, en estos días que recordamos la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, e imaginaba cómo se habrá sentido el Señor que era el dueño de todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, limitado a un cuerpo como el nuestro en su humanidad.
Y me dije: nosotros pensamos que estos días de encierro son como estar dentro de una cárcel, porque estamos limitados a movernos como quisiéramos, y consideramos que es para bien de todos, aunque hay un deseo de no hacerlo, nos duele. El Salvador Jesús voluntariamente vino a este mundo, creo que no podemos medir lo que Él se limitó por amor a nosotras, ¡El sí estuvo en una cárcel!, y lo hizo voluntariamente. ¿No es maravilloso Florencia?
No se detuvo en estar entre nosotros, sino que dio su vida por nosotros. Siempre que he tenido un dolor que me pareció grande, me ha venido a la mente el texto del profeta Jeremías que lo dijo de sí mismo pero que se cumplió realmente en Cristo: “Mirad y ved que no hay dolor como mi dolor”Jer.1:12. No hay dolor como el suyo, el amor en la máxima expresión. Su amor nos alienta en estos momentos también Flor, pronto nos vamos a ver si El así lo dispone.
Te quiero,
tu tía Adela.
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