Seguramente vos, como yo, a esta altura del año y de los acontecimientos que nos han tocado vivir, estás cansada. Cambiando hábitos y modificando un montón de cosas que se hacían de otra manera: encuentros, viajes, estudio, trabajo, atención médica y tantas otras cosas. ¡Y es muy lógico porque es estresante amoldarse a todo eso!

¿Pero sabías que el Señor Jesús cuando estuvo en este mundo también se cansó? Por eso puede comprendernos.

Hace varios años  escribí una poesía que justamente habla del cansancio y hoy quiero compartírtela porque pienso que es la situación en la cual nos encontramos la mayoría, por no decir todas.

 

Aquel día Señor junto a ese pozo,

Te sentaste a la vera del camino.

Me conmueve pensar que como hombre,

Te cansaste Señor siendo divino.

 

¡Qué sacrificio el ocupar un cuerpo

Limitado, cual todos los humanos!

Siendo que en Ti no existe límite,

Eres todo poder, y no hay cansancio.

 

Pero lo hiciste por mí Señor lo veo,

Porque ejemplo Señor Tú nos has dado.

Que a pesar de ese estuche tan estrecho,

Tu poder y Tu amor nos has mostrado.

 

Quieres ver en tus hijos limitados,

El Espíritu Santo siempre actuando.

Rechazando las obras de pecado

Y aceptando las que Tú has preparado.

Tal vez hoy me ves sentada junto al pozo,

¡Es Señor que realmente estoy cansada!

Y comprendes a tu sierva atribulada.

 

¡Me levantaré Señor, tomaré fuerzas!

Seguiré en el camino hasta que vengas.

Y esperaré Señor que Tú me digas:

¡Has hecho lo mejor, pequeña sierva!

Acerca del Autor

Raquel Vázquez
Arquitecta |  + posts