“En apuros, mas no desesperados” 2 Corintios 4:8
Este recorte de la historia de la humanidad que estamos transitando es propicio para revisar libros que tal vez teníamos guardados y ahora adquieren un valor particular.
Tengo la convicción de que este momento es particularmente transformador. La comunión íntima con el Señor nos conecta con lecturas oportunas, como la que comparto ahora.
Paradoja, esa es la palabra que encontré cual perla, en “Una mesa en el desierto” de Watchman Nee. He aquí la porción:
“Desde el día de mi conversión, mi sincera ambición fue la de ser un verdadero cristiano. Por supuesto tenía mi propio concepto de lo que un cristiano debía ser y hacía todo lo posible para lograrlo. Un verdadero creyente, según mi concepto, ¡debía sonreír desde la mañana hasta la noche!
Si alguna vez dejaba caer una lágrima cesaba de ser victorioso. También debía ser en gran manera valiente. La más mínima señal de temor significaba que había dejado de confiar en el Señor. Había caído del nivel que yo consideraba correcto.
Pero de pronto comencé a aprender que la vida cristiana era distinta. Es una paradoja de poder en medio de debilidad, de gozo en el dolor, de fe que triunfa en la presencia de la duda. Cuando el creyente está más fuerte en el Señor, es cuando más está consciente de su incapacidad. Cuando sea más valiente puede estar profundamente al tanto de temores interiores y cuando está gozoso, un sentido de tristeza repentinamente le vuelve a sobrevenir. Es sólo la supereminente grandeza de su poder que lo levanta.”
Pensamientos pertinentes al día de hoy. Estamos en apuros ante una situación inédita, pero no desesperados; por el contrario, el gozo y la esperanza son nuevos cada día. En nuestra debilidad el poder de Dios se perfecciona; por cuanto soy débil, soy fuerte.
Hemos salido de la zona de comodidad, tratemos de no recaer en la inercia. Es la gran oportunidad que Dios nos da para redimir el tiempo y resignificar nuestros conceptos acerca de la vida cristiana.
Estoy segura que estamos creciendo y el Señor nos prepara para lo que ha de venir; en eso confiamos. Es tiempo de preparación.
¡Solo la Gloria a Cristo! Por los siglos de los siglos, AMÉN.
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