Reinventarse a cualquier edad

Llegó marzo y en este cambio estacional anticipando el otoño, el calendario avisa que este mes recordamos el “Día de la mujer”. Momento de asomarme con  algunos apuntes recogidos  últimamente  en retiros, jornadas, experiencias, horas de oración y estudio con una  vasta multiplicidad  de mujeres.

No hay edad para mejorar nuestros hábitos espirituales y reiventarnos. No es cambiar nuestro ser, sino nuestro hacer. Resignificar nuestro modo de vida  es beneficioso para nosotras y para los demás.

 La parábola de los talentos – Mateo 25:14-30-  nos da fundamento bíblico, Dios nos los confía y espera una respuesta fructífera. La inactividad por miedo, rutina, repetición, exceso de preocupación, pereza o simple omisión consciente, es reprobada por Jesús.

 ¿Cómo sabemos que llegó el momento de reinventarnos dando un salto de crecimiento? Mediante la resonancia interior por inspiración del Espíritu Santo que llama a  un cambio, también a través de las circunstancias y las personas.

¿Qué respondemos? ¿No puedo, no quiero? O, ¡lo voy a intentar! Lo primero tiene un derrotero de pasividad,  una vida en la zona de confort con el talento guardado. Lo segundo es la invitación a salir de lo conocido y abrirnos a la donación de nuestras posibilidades en un camino de fecundidad  espiritual que puede abundar hasta el fin de nuestros días en esta tierra.

Mujer, tal vez estás muy ocupada en tu cotidiano demandante, agotador  y, a veces,  inevitable. Cuidado con la vanidad de una vida demasiado atareada, creer que somos las protagonistas no hace bien, no da plenitud. Hay que saber detenerse, apreciar,  elegir la mejor parte. El pasaje de María y Marta nos ilustra – Lucas 10:38-42-

Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo “-Juan 8:12-  Él  nos enseña todas las cosas, nos revela   lo que es necesario aprender. Poco a poco se vislumbra el nuevo trayecto del camino, se  abren las puertas, siendo esencial estar unidas  a la fuente  de luz.

 Por lo tanto, revisemos los hábitos espirituales. La meditación de la Palabra y la oración nos inundan de bienestar. Necesitamos  hacer una pausa, abrevar en la Biblia,  estar en quieto silencio, asistiendo a una cita con Dios en Bethel, su casa y en Peniel,  mirando su rostro.

Celebración, fiesta espiritual. Generemos espacios y tiempos  con la presencia del Espíritu Santo, el paracleto, consolador e intercesor. Entonces  habrá una epifanía, manifestación de Dios para saber  cómo abonar una  vida copiosa, de luz- la de Jesús-  saboreando la gratuidad de ser y del Ser, tomando decisiones propias sin ceder a las presiones externas.

Además la contemplación silenciosa  nos facilita ser mujeres asertivas, cualidad fundamental para actuar y expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, directa y correcta en tiempos de difícil comunicación, no siempre sustentable y mayormente vacía, excesiva.

Ser asertivas implica tratarnos con respeto y reciprocidad hacia adentro y hacia los otros, pero sin ceder  a la coacción. Madurez y dignidad, ha de ser la forma en  que nos vemos a nosotras mismas.

Y si hay un ejemplo de asertividad y valoración de la mujer es nuestro Señor Jesús.  En Juan 8:4-6 leemos

  Maestro—le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio.  La ley de Moisés manda apedrearla; ¿tú qué dices? Intentaban tenderle una trampa para que dijera algo que pudieran usar en su contra, pero Jesús se inclinó y escribió con el dedo en el polvo. Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: ¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!”

 Buscó las palabras, tomó su tiempo, “dibujaba con el dedo”, no dejó que se le pegara la emocionalidad negativa de los demás.  No se fue. Ni evitó la conversación, luego de hacer una pausa y pensar dio la respuesta.

Jesús no cedió  a la presión, pero tampoco dejó  las cosas como estaban. No se dejó avasallar, defendió a la mujer al mismo tiempo que fue asertivo en su forma de responder.

El trato que Jesús dispensaba a las mujeres, es manifestación de la sublime gracia de Dios. Siendo destinatarias de tanto amor,  consideremos ahora el cambio que necesitemos para una vida plena, en libertad responsable, asertivas, prudentes, inspiradoras y fieles siempre.

¡MUJER!  “Tu valor  supera mucho al de las joyasProverbios 31:10

¡Feliz y bendecido día para todas!

Acerca del Autor

Olga de Pedernera
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