Esta breve reseña es el corolario de meses de oración, preparación, divulgación y realización  de la Conferencia Médico-Cristiana del domingo 9 de julio.

Las palabras de Juan 14:27 No se angustie tu corazón, ni tenga miedo fueron el epígrafe  de la invitación a escuchar la Palabra de Dios con su mensaje de Salvación.

Esa tarde, el movimiento de toda la Iglesia involucrada, saludando, recibiendo,  orando y  ajustando los detalles del momento, hizo un silencio y comenzó el culto; inefable presencia del Espíritu Santo. Los músicos nos deleitaron con bellas canciones y guiaron la alabanza congregacional generando un ambiente de gozo en los corazones dispuestos para oír y elevar las voces.

El mensaje puso el acento en  el pecado que enfermó al hombre quien eligió mal ante la libertad que Dios le dio. El amor al poder, al dinero y a la sexualidad fuera del orden del Creador han provocado padecimiento y muerte. Perdida  la salud física, emocional y espiritual, el hombre es un ser doliente, frágil, solitario y preso de sus limitaciones, rasgos que se acrecentan en nuestra época.

Por eso Jesús nos enseña  en el pasaje de Juan 5:1-9,  el paralítico de Bethesda,

“…un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo” –v 5-

Jesús le dijo: ¿Quieres ser sano?” -v 6-

Levántate, toma tu lecho y anda” v 8-

Yo quiero ser sano, acepto al Señor como mi Salvador, me pongo en sus manos. Ante el mensaje con  el toque del Maestro, muchos clamaron por Él esa noche en nuestra Iglesia, la casa de Bethesda, la de misericordia. Para pasar de muerte a vida!

“De tal modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17                         

Confesión y arrepentimiento, los cielos se alegran por cada vida salvada. Triunfo para la Gloria y Honra de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos y acompañemos para que Él siga obrando en el corazón de aquellos que le recibieron!

“Alabando a Dios y hallando favor en todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.” Hechos 2:47

 

Acerca del Autor

Olga de Pedernera
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