«La alabanza hace la diferencia», hemos escuchado muchas veces, pero no siempre llegamos a entenderlo, y prontamente solemos olvidarlo.

Se relaciona al canto con la alegría, el festejo y los buenos tiempos. Pero no necesariamente son los buenos tiempos los que motivan la alabanza y adoración a nuestro Dios, que merece toda la honra, pase lo que pase.

Es cierto que el uso de un instrumento musical o del canto para la expresión de los sentimientos es muy habitual, pero la alabanza y adoración es mucho más que expresar lo que sentimos, es afirmar lo que Dios es, y en consecuencia, adorarlo.

Porque primero es la adoración, reconociendo que nuestro Dios es grande, omnipotente, misericordioso y fiel a pesar de nuestra infidelidad. Un Dios que no descansa, que siempre está, siempre escucha, siempre responde, salva y sana, restaura, pero también juzga, porque es santo y justo.

Conocerle nos mueve a proclamar sus cualidades y simplemente caer a sus pies y adorarle. Pase lo que pase, Él es Dios, y merece nuestra adoración. Aunque no lo entendamos…

¿Le conocemos lo suficiente? Vivir tan cerca de su corazón, como Juan recostado en el pecho del maestro, en una conversación sin límites caminando a su lado como Enoc, mirándole cara a cara como Moisés, enfocando nuestra vida en servirle como el Apóstol Pablo, para quien el vivir era Cristo y el morir era ganancia. Sus metas eran conocerle, olvidando lo que quedaba atrás se esforzaban por lograr conocerle y agradarle con todo su ser… y realmente alabarle con la vida, las palabras de cada día, las miradas, las actitudes, que llevan a una adoración del corazón antes que las palabras.

Ser olor fragante al Señor con el corazón al contemplarle cada día y seguir sus pasos… para que luego brote de los labios y los instrumentos la verdadera alabanza y adoración que honra a Dios. ¡Este es nuestro objetivo!

Escuchemos de la boca del salmista, quien con todas sus debilidades aprendió a estar en la presencia de Dios y deleitarse en alabarlo,  un llamado a adorar a nuestro Dios, ¡porque Él es digno!

“Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido…”

“Bendeciré a Jehová en todo tiempo, su alabanza estará de continuo en mi boca.

En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán…Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.”

(Salmo 34: 1 y 2)

Acerca del Autor

+ posts