«Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones.» Salmo 23:5
En estos días leí un devocional de Jill Briscoe sobre como El Gran Pastor nos ofrece a nosotras que somos parte de su rebaño, banquetes a lo largo del camino, alentándonos en el valle del temor. Como si fuesen picnics a lo largo del camino! Momentos a solas con El para disfrutar y aliviarnos del estrés que producen las circunstancias.
A la mayoría de los Argentinos no hay nada que nos guste más que poner a calentar agua para el mate. Creo que cada crisis necesitaría un termo y un mate para sentarse y meditar; alguien para compartir esa pausa, que extienda su mano a través de la mesa de los problemas y nos diga: ”Come algo. Te vas a sentir mejor.” Cuando los temores nos acosan, tratando de hacernos huir, ¡Jesús pone a calentar el agua para el mate!
Jill reflexiona “Nuestro Gran Pastor nos prepara un banquete en presencia de nuestros enemigos. Me imagino a Jesús colocando un mantel blanco sobre una mesa en un valle oscuro, usando una hoja como plato y colectando briznas de pasto verde para su corderito asustado. Cuando el corderito haya comido su porción, tendrá la cabeza ungida con el aceite de la alegría y su copa estará desbordando. El cordero se levantará y retozará por el valle, con la seguridad de que su pastor es lo suficientemente fuerte para mantener a los leones y a los osos lejos de él.”
Ese pensamiento trajo paz a mi corazón, al considerar cuánto mi Pastor prepara para mi alma, que a veces no disfruto…y cuánta falta me hace parar y saborear el tiempo con mi Señor!.
¿Necesitas un banquete ahora mismo? Jesús está esperando que le digas que sí.