«En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado» (Efesios 1:5-6).
«Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre» (Juan 1:12).
«Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios» (Gálatas 4:7).
REFLEXIONA: ¡Regresa a leer los versículos nuevamente! ¡Qué palabras tan poderosas! Antes éramos esclavas del pecado, vivíamos en oscuridad lejos de Dios y sin esperanza. Ahora en Cristo no solamente somos libres, sino que también somos adoptadas en Su familia. ¿Cómo es posible que un Dios santo y suficiente en sí mismo, adopte pecadores para hacerlos Sus hijos y darle todos los beneficios y privilegios de Su paternidad? ¡Jesús lo logró en la cruz!
El pecado nos dejó huérfanas, solas, desprovistas y desprotegidas; pero Dios muestra su gran amor para con nosotras que nos escogió desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos suyas a través de Su Hijo.
Si estás en Cristo, has recibido privilegios que deben marcar cada aspecto de tu vida:
1. Dios es tu padre. Él es amoroso y completamente distinto a todo padre terrenal. «Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos…» (1 Juan 3:1).
2. Eres heredera de Dios y coheredera con Cristo. «Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él» (Romanos 8:17).
3. Cuentas con la guía del Espíritu Santo. «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios» (Romanos 8:14).
4. Tienes el privilegio de recibir la corrección amorosa de Dios. «Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige: “Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por Él. Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”» (Hebreos 12:5-6).
RESPONDE • ¿Es mi relación con Dios como la de un esclavo con su amo o como la de un hijo con su padre? • ¿La manera en la que vivo habla bien o mal del Padre que tengo? • ¿Tomo a la ligera la disciplina de mi Padre? • ¿Agrado a mi padre en la forma en la que trato a mis hermanos?
O R A : • Dale gracias a Dios porque te adoptó como hija. • Pídele a Dios que te ayude a través de Su Espíritu a reflejar el carácter de tu Padre. • Pídele a Dios que te dé un corazón para alcanzar con Su Palabra a aquellos que están huérfanos espiritualmente. • Pídele a tu Padre que te ayude a recibir Su disciplina con agradecimiento