«Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, testimonio dado a su debido tiempo» (1 Timoteo 2:5-6).
«…entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de Su propia sangre, obteniendo redención eterna» (Hebreos 9:12).
REFLEXIONA: ¿Sabías que en el Antiguo Testamento el pueblo hebreo tenía un sistema para recibir el perdón de sus pecados? Ellos sacrificaban un animal de acuerdo a su condición económica; pero no cualquier tipo de animal, debía ser uno perfecto en su especie. Ellos necesitaban derramar la sangre para ser librados de la culpa de sus pecados.
¿Te imaginas cómo sería si aún fuera así en estos días? Llegaríamos al templo con una paloma o un cordero, sabiendo que en poco tiempo tendríamos que hacer lo mismo nuevamente y nunca nos sentiríamos completamente libres de culpa y condenación. ¡Qué terrible!
Por más que el pueblo de Dios lo intentó, no fue posible que la sangre de los toros y las cabras quitara todos los pecados (Heb. 10:4). Se necesitaba un mejor sacrificio (Heb. 9:23), la única manera de borrar los pecados era con el sacrificio del Cordero perfecto. Solo la sangre de un Cordero sin las manchas del pecado podía resolver nuestro problema (Heb. 25-26).
¡No había otra forma! ¡No existía otra opción! Tu salvación y la mía solamente ha sido posible a través de la muerte de Cristo en nuestro lugar.
Eso es lo que significa expiación: liberar a un culpable por medio de un sacrificio. ¡La obra de Jesús en la cruz fue un sacrificio definitivo y completo! Jamás seremos culpables ante Dios nuevamente; no por nuestra propia justicia, sino por la de Aquel que se inmoló por mí y por ti.
RESPONDE: • ¿Creo que el sacrificio de Cristo en mi lugar fue un acto definitivo o me siento tentada a hacer sacrificios para sentirme aceptada delante de Dios? • ¿Creo que Jesús es capaz de perdonar mi pecado pasado, presente y futuro?
O R A : • Dale gracias a Dios por haber pagado con Su vida la culpa que te correspondía. • Pídele a Dios que, en agradecimiento por haberte rescatado, te ayude a servirle. • Pídele a Dios que tu vida pueda ser instrumento con el cual Él pueda rescatar a muchos.