Leí esta curiosa y graciosa noticia en un diario de internet:

“Cuanto más toque la bocina, más tendrá que esperar.”

Lo raro es que el uso innecesario de la bocina se produce sobre todo cuando los vehículos están detenidos en los semáforos rojos. Cansada de lidiar todos los días y a cada hora con el uso desmedido de la bocina, la policía de Bombay (India) decidió equipar a los semáforos de la ciudad con medidores de decibeles (db) para captar el ruido que los conductores provocan con sus bocinas. Si este ruido supera los 85 db, el semáforo se reinicia y permanece en rojo por más tiempo.

Al leer esta nota, pensé en todas aquellas veces en que me encontré parado en la avenida de la crisis tocando bocina como un loco, enojado y desilusionado. ¡Todo ese tiempo esperaba que en algún momento la luz verde de Dios se encendiera para poder seguir avanzando tranquilamente por el camino de paz, amor y felicidad!

Cuanto más apretemos la bocina de la queja, más vamos a esperar, y el medidor de los ruidos de Dios va a seguir indicando nuestra falta de fe, confianza y seguridad.

Alguien dijo una vez: “No desees menos problemas, desea más habilidades, no desees menos desafíos, desea más sabiduría.” Dios dijo: No luches más, relajate, no te preocupes, ¡yo te cuido! (Salmos 46:10 y 1ª Pedro 5:7).

En la era de la ansiedad, Dios nos dice: ¡Dejá de tocar bocina, hacé silencio y esperá con paciencia! (Salmos 37:7).

 

¡Abrazo grande!

Acerca del Autor

Ricky Bisio
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