Es interesante que Pablo use la palabra emborracharse en Efesios 5:18 para hablarnos de la plenitud del Espíritu Santo. Nos dice que no debemos dejar que nos controle la bebida, sino que debemos ser controlados por el Espíritu.
Debemos dejar que el Espíritu Santo afecte la forma en que vemos las cosas y la forma en que caminamos. Ser llenas del Espíritu es una experiencia feliz. Dios no nos hará sentir desdichadas si dejamos que él gobierne nuestra vida. Nuestros corazones estarán cantando todo el día y, de hecho, ¡podremos darle gracias a Dios siempre por todas las cosas!(ver Efesios 5:19-20).
Pablo no dice que debemos tener un poco del Espíritu para algunas cosas. El cristianismo es una religión de “todo”. Es una fe de “todo o nada” en un Dios Todopoderoso. El Espíritu Santo debe “llenarnos y controlarnos”. Una vez que el Espíritu Santo nos llena y obtiene el control, ¡hace posible que hagamos lo que él nos dice que hagamos!.
Al igual que una taza debajo de un grifo, nuestra vida debe estar bajo el control del Espíritu Santo. Si lo contristamos, nos apartamos o le mentimos, debemos confesar para no perder la plenitud. Fijate que no dije perder el Espíritu sino su plenitud. Una vez que el Espíritu Santo reside en nuestro corazón, como dueño y no como un arrendario, él viene para quedarse. Debemos decidir hacer que se sienta lo más cómodo posible en nuestra vida.
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