«Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.» Salmos 143:30

Con frecuencia enfrentamos elecciones difíciles. No podemos saber cuál es la voluntad de Dios para nosotras sin la ayuda del Espíritu Santo. Como miembros de la familia de Dios, tenemos al Espíritu Santo.

El salmista oró: «Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.” Enséñame y tu buen Espíritu van juntos. El buen Espíritu de Dios nos enseña, nos guía y nos da la sabiduría que necesitamos.

Un padre murió y dejó a su esposa a cargo del negocio de la familia. Ella tuvo que tomar muchas decisiones grandes. Nunca había estado involucrada en los manejos diarios del negocio y se sintió abrumada por las decisiones que tenía que tomar. “Estoy tratando de pensar lo que haría papá” decía. Su hija, quien había trabajado en el negocio al lado de su padre y conocía su forma de pensar, usó ese conocimiento para aconsejar a su madre. “Esto es lo que papá hubiera hecho”, le decía con confianza. Lo que esa hija hizo por su madre es lo que el Espíritu de Dios hace por nosotros.

¡Quién conoce la mente de Dios mejor que el Espíritu de Dios! La Biblia dice que El Espíritu de Dios “investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios”. (1Cor. 2:10) El Espíritu nos mostrará lo que Dios tiene en mente en cuanto a esa situación. Entonces sabremos por dónde ir, qué decisiones tomar y qué camino seguir. Dios promete que nos llevará hacia adelante “con pasos firmes”.

Acerca del Autor

J. Briscoe
+ posts