Hace algunos años, tuve la bendición de conocer a un pastor de ovejas. Gracias a él, pude tener una mejor comprensión del maravilloso Salmo 23, en especial del versículo 3, que dice: «Confortarás mi alma…», en otra versión: «Me das nuevas fuerzas…»

Cuando estamos desanimados, decaídos, desalentados, agotados y abatidos ¡el PASTOR nos conforta!

Algunos de los motivos por los cuales una oveja se puede abatir son:

1) La comodidad: busca un lugar ondulado y suave para poder acostarse y descansar.

2) El sobrepeso: cuando tiene mucha gordura.

3) La carga: al tener mucha lana, por lo general se le pega mugre de todo tipo (barro, ramas, estiércol, etc).

Estos tres elementos son el combo perfecto para que la oveja pierda el control.

Una vez acostada, sin darse cuenta, va girando hasta quedar con las patas para arriba, esto hace que todo el peso de la lana y la gordura se le acumule en la espalda. Cuando al fin decide levantarse, se da cuenta que NO puede hacerlo por sí misma, motivo por el cual se llena de terror, porque sabe que si su PASTOR no viene a rescatarla… ¡Está frita! Solo es cuestión de dos o tres horas para que sea devorada por algún animal salvaje o muera agotada como consecuencia de los desesperados y fallidos intentos por ponerse de pie.

Pero como el PASTOR está atento a cada una de sus ovejas, sale a buscarla, y una vez que la encuentra, la pone entre medio de sus piernas y comienza a hacerle masajes en las patitas y en la espalda, así facilita la circulación de la sangre por todo su cuerpo. La acaricia, le hace mimos, la anima y le habla con mucha ternura. De esta manera, la oveja vuelve a estar de pie gracias al delicado cuidado del PASTOR.

¡¡Qué bueno es vivir cada día de nuestra vida sabiendo que este maravilloso PASTORAZO es quien está SIEMPRE a nuestro lado dándonos nuevas fuerzas!!

¡¡¡Que tengas un excelente día!!!

¡Abrazo grande!

Acerca del Autor

Ricky Bisio
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