Estamos casi al final del 2020… que no hace mucho tiempo atrás parecía tan lejano.

Las frases que más comúnmente se escuchan en esta época son: ¡Qué rápido pasó el año! ¡Ya estamos al final del año y ni siquiera nos dimos cuenta! ¡Parece que ayer comenzó el año y ya está finalizando! Es decir: Un año más que pasa.

Todas estas expresiones nos hablan de una verdad bíblica incuestionable: La brevedad de la vida terrenal en comparación con la eternidad.

El Salmo de nuestra contratapa, define esta realidad de la siguiente manera: “como el día de ayer, que pasó”, “como una de las vigilias de la noche”, “como sueño”, “como la hierba que crece en la mañana, en la mañana florece y crece, Aña la tarde es cortada, y se seca” “como pensamiento”, “pronto pasan y volamos”.

En Santiago 4;14 se exresa esta gran verdad de la siguiente manera: «¿Qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”. En 2º Samuel 14:14 esta realidad se afirma así: “…somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse…”.

Ante estas aseveraciones contundentes y solemnes, amado lector, es importante que tomes conciencia acerca de la brevedad de la vida terrenal y entiendas el propósito de Dios al darte este tiempo.

Pablo, predicando en Areópago de Atenas, dejó en claro el motivo por el cual Dios te da este tiempo. “Dios de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera palpando, puedan hallarle aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.” (Hechos 17:26-27).

“Un año más que pasa»… ¿Has buscado a Dios en este tiempo? ¿Le encontraste?

El mensaje es: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con Justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:30-31).

Arrepiéntete hoy de sus pecados, confía en Cristo como tu único y suficiente Salvador personal y entonces tendrás vida eterna y un lugar en el cielo.

Un año más que pasa, y por la misericordia de Dios estamos con vida, no desaproveches esta oportunidad para obtener la vida eterna, mañana tal vez puede ser tarde.

Un año más que pasa debe llevarnos a nosotros, los hijos de Dios, a un profundo agradecimiento a nuestro Señor. “Tú coronas el año con tus bienes” (Salmo 65:11). Más allá de las vicisitudes de este tiemo vivido, el Señor no nos desamparó, nos guardó y derramó abundantes bendiciones sobre nosotros. No seamos olvidadizos, seamos agradecidos.

Es un tiempo oportuno para hacer nuestro el agradecimiento de Pablo, y decir: “¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Cor. 9:15).

Nunca será suficiente el tiempo para agradecer a Dios por habernos visitado con una salvación tan grande, inmerecida por nosotros. Por haberse acordado de nuestra triste situación de condenados por toda una eternidad y haber entregado a su Hijo para morir por nosotros.

Pero también un año más que pasa tiene que provocar en nosotros una sincera reflexión a la luz de la exhortación bíblica: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo” (Col. 4:5).

¿Hemos redimido el tiempo? ¿Hemos utilizado bien este recurso no recuperable, para la gloria y honra de Dios? ¿Lo hemos utilizado para llevar fruto para nuestro Dios? ¿Hemos dado lo mejor de nuestro tiempo para su obra?

Quiera Dios que haya sido así en ti y en mí. Amén.

Acerca del Autor

José M. Goiburú
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