Cuando vemos heroínas de la fe, pensamos: ¿Y cómo lo hizo? Algo que podemos recordar es que, incluso cuando estás en tu punto más débil, cuando sientes que has fracasado por completo, que no estás haciendo nada bien, cuando sientes que te falta casi todo, siempre puedes orar . Siempre puedes sentarte a los pies de Jesús y derramar tus penas y ansiedades.

Cualquier mujer que esté al final de su cuerda, sin fuerzas, sin ideas y sin esperanza, puede orar. Ahí podrá encontrar todo el poder y la fuerza que necesita, no en sí misma, sino en Cristo.

Un día como hoy pero del año 1908, 129 mujeres murieron producto de un incendio en una fábrica textil en Nueva York luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. Ese fue el motivo por el que hoy se conmemora el “Día internacional de la Mujer”.

Quizá por un mejor salario o por mejores condiciones laborales, estas mujeres se mantuvieron firmes a pesar de no tener a nadie a su lado apoyándolas. Defendieron lo que creían por más que no podían ver lo que se avecinaba más allá.

Cuánto más nosotras, que conocemos el final de esta vida y nos gozamos en él; que tenemos un llamado y propósito que trasciende esta tierra; que somos amadas y fuimos rescatadas con un amor eterno; que tenemos a nuestro lado al único y omnipotente Dios y junto a Él una esperanza inconmovible. ¡Cuánto más debemos mantenernos firmes en oración y comunión con el que nos dio todas las cosas!

Si quieres que tus esfuerzos produzcan un impacto en la eternidad, dobla tus rodillas, ponte a los pies de Cristo y entrega tu vida a tu Creador.

Texto basado en el libro Mujeres Piadosas de Tim Challies

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