Todos tenemos grandes propósitos en la vida, ninguna persona puede decir que vive sin propósitos, puesto que si así fuera, su vida no tendría mucho sentido.
Cada vez que comenzamos un año también trazamos propósitos o metas, las cuales esperamos cumplir a medida que este transcurre.
Lamentablemente muchos de nosotros nos llenamos de propósitos, pero como nuestro ánimo es fluctuante rara vez conseguimos alcanzar todos aquellos que nos hemos trazado, ya que en el camino nos dejamos vencer por los obstáculos que se nos presentan.
Es hora de vencer eso que te está impidiendo alcanzar tus propósitos, pero para esto debés saber que fuiste creado y llamado con un propósito único, que con el transcurrir del tiempo irás entendiendo si te dejás guiar por la mano Poderosa de nuestro Señor y Salvador.
¿Qué es un propósito?
Es el ánimo o intención de hacer o de no hacer algo.
¿Para que sirven los propósitos?
Definitivamente algo que nos ayudará a encontrarle un sentido a nuestra vida, son los propósitos que tengamos para con ella. Es decir que, cuanto más vayamos descubriendo nuestros propósitos personales, más completa y amplia será nuestra perspectiva en la vida.
Y muchos se preguntarán… ¿para qué sirven los propósitos?
Acá te doy una breve respuesta:
- Los propósitos te ayudarán a tener algo por qué luchar en esta vida.
2.Los propósitos serán una motivación extra para tratar de alcanzar tus sueños más anhelados.
3. Los propósitos te ayudarán a entender la voluntad de Dios.
4. Los propósitos te ayudarán a conocer más y mejor a Dios.
Posiblemente al iniciar este año te has propuesto muchas cosas, las cuales quizá muchos creerán que no puedes alcanzar. O a lo mejor tus propósitos para este año parecen inalcanzables.
Es momento que des un alto y reflexiones acerca del Poder de Dios para que cumplas los propósitos que te has trazado para este año, ya sea para tu familia, ministerio, trabajo, estudio, negocio o para tu vida personal.
Es por eso que quiero darte algunos consejos que te ayudarán a lograr tus propósitos para este año:
- Tienes que reconocer que para ganar tienes que perder. Es decir, si quieres ver los resultados de tus propósitos, debes de rendirte a ti mismo, deja a un lado el carácter que no te deja obtener la bendición de Dios, desecha todo acomodo espiritual y comienza a rendir a los pies del Señor ese orgullo que muchas veces no te deja alcanzar tus sueños más anhelados.
- Deja que Dios te tome de la mano. Algo que te ayudará a vencer cualquier obstáculo que se te presente en este año es el hecho de que Dios te tome de la mano. Muchas veces nosotros queremos tomarnos de la mano de Dios y nos soltamos, esta vez ya no se la tomes, mejor deja que Él te la tome porque el nunca te soltará; confía ciegamente en el Señor, pues Él jamás te fallará.
- Pese a los obstáculos, tropiezos o errores no te rindas. En este año te enfrentarás con muchas situaciones que no permitirán que tus propósitos para este año se cumplan, pero debes de sacar a relucir el carácter de guerrero de Dios, pues si te das por vencido no eres digno de obtener tu bendición. Solo aquellos que se amarran bien los pantalones espirituales y no se quedan vencidos en el suelo son dignos de obtener las bendiciones por las que luchan.
No es malo que te propongas cuantas cosas quieras, lo que sí debes entender es que en el camino te enfrentarás a muchos gigantes, tendrás en frente a muchos mares y a lo mejor te enfrentarás a una que otra muralla de Jericó. Pero debes saber que pese a todo lo que te pueda venir en contra de tus propósitos, existe un Dios que abrió el mar rojo, un Dios que derribó las murallas de Jericó, un Dios que por medio de David venció al Gigante, y ese mismo Dios es el que está contigo hoy, ese mismo Dios es el que te quiere dar la victoria frente a cualquier circunstancia y quiere ver en ti cumplidos cuantos propósitos pongas en sus manos.
Camina siempre tomado de la mano de Dios y recuerda: “Lo que no entiendas con la mente camínalo por Fe”
Que este año sea un año en donde cada uno de nosotros nos levantemos como GUERREROS y conquistemos nuevamente lo que el enemigo nos ha arrebatado.
