“Cada uno ayuda a su compañero, y le infunde aliento a su hermano.”  Isaías 41:6

Nunca sabrás qué necesita el otro si no te acercás a su vida. He comprobado que animar a otros me anima a mí porque ese aliento nos es humano, viene directamente de la presencia de Dios, porque no podemos dar lo que no tenemos.

Te desafío a salir del círculo de tu rutina y egoísmo y hacer una parada o un desvío en tu camino para ir a ver a alguien que está desalentado. Los que están en ese estado necesitan saber que estás para ellos. ¿No es acaso esta una forma de hacer tesoros en los cielos? ¿Qué estás esperando para bendecir a otro con tu presencia, cuando esa persona no está esperando a nadie? Salí de tu zona de confort y decidí golpear la puerta de alguien. Tal vez te encuentres con una sonrisa o una cara triste, lo cierto es que nunca lo sabrás si no lo haces.

“En todo tiempo ama el amigo; y el hermano para la angustia es nacido.” Proverbios 17:17

¿Qué puerta Dios te guía a golpear hoy?

Acerca del Autor

Chelo Di Brina
+ posts