Violencia por todas partes. Maldad y Perversión. Miseria. Donde miremos hay Destrucción y más Violencia. Rodeados de gente que le encanta Discutir y Pelear. La ley está Estancada. No hay Justicia en los tribunales. Los Malvados acosan a los Justos. La Justicia está Corrompida.

¡Seguramente estarás pensando que son los titulares del diario de esta mañana, pero no los son! ¡Era el panorama que Habacuc veía a su alrededor hace aprox. 600 años antes de Cristo! Increíble, ¿no? (Hab. 1:2-4)

Al igual que cada uno de nosotros, Habacuc quería saber cuándo Dios iba a responder sus oraciones. Él esperaba la solución a los conflictos existentes: la violencia, injusticia, liderazgo corrupto, la indiferencia a la Palabra de Dios y la escasez económica que estaba atravesando. Motivo por el cual se queja ante Dios de manera sincera, valiente y confiada.

Habacuc dice: “Quedaré a la espera de la respuesta que Dios dará a mi queja.” (Hab. 2:1)

Lo maravilloso del relato, es cómo Dios le contesta: “Aunque parezca que la respuesta se demora en llegar, esperá con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará.” (Hab. 2:3)

La certeza del dominio soberano de Dios es lo que le da a Habacuc la valentía, la fuerza y esperanza para confiar en los planes de Dios frente a los oscuros días que se acercaban.

¡Qué bueno es saber que Dios escucha, atiende y contesta cariñosamente nuestras quejas! Lo que nos pide, es esperar con paciencia, esa capacidad de aceptar y aguantar las demoras, los problemas o sufrir sin enojarse sabiendo que ¡Él SIEMPRE está en control! ¡La paciencia (como todos los frutos del Espíritu) es el termómetro de nuestra relación con Dios!

¡Abrazo grande!

Acerca del Autor

Ricky Bisio
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