«Esteban se arrodilló y gritó muy fuerte: “¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!”» (Hechos 7:60)

¡Solo una persona llena de la Presencia de Dios puede perdonar como Cristo a sus agresores!

Perdonar es una DECISIÓN, es renunciar al derecho de venganza, no es minimizar el asunto y decir: Bueno, ya está… no importa, ya pasó… No es olvidar, es DECIDIR no recordar.

Es renunciar e impedir que mi pasado lastime mi presente y afecte mi futuro.

Cuando perdonamos, nos liberamos, nos sacamos una mochila de encima, nos DESATAMOS de quien nos lastimó, CANCELAMOS la duda de la persona que nos ofendió.

Esteban perdonó sin resentimiento ni rencor. Resentimiento significa RE SENTIR, o sea, VOLVER A SENTIR emociones tales como dolor y bronca.

Cuando alguien nos hace algo que no esperábamos aparece el rencor, que consiste en darle lugar, tiempo y espacio en nuestra mente a todo aquello que nos hicieron. En cambio, perdonar es sacar, dejar ir, enviar lejos de mi mente al que me dañó. Es hacer aterrizar el avión mental, porque si dejamos que siga dando vueltas, ¡tarde o temprano el combustible se acaba y se estrella contra el piso!

Esteban decidió perdonar para no ser prisionero del odio de aquellos que estaban acabando con su vida.

¿A quién tenemos que perdonar, desatar, soltar, liberar?

Alguien dijo que: “Perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que el prisionero éramos nosotros.”   

¡Que hoy sea un día en el cual CANCELEMOS la deuda de toda persona que creemos que nos debe!                             

¡Si queremos vivir en sana libertad, tenemos que perdonar como Dios nos perdonó a cada uno de nosotros!

¡Abrazo grande!

Acerca del Autor

Ricky Bisio
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