En Marcos 4:35-41, la palabra tempestad, hace referencia a un Sismo, Terremoto, Torbellino. La tempestad era tan severa que tenía la característica de un huracán! Por tal motivo, los discípulos desesperados y aterrorizados, recurren a Jesús quien se encontraba pacíficamente dormido.

El lago está a unos 230 metros por debajo del nivel del mar, lo rodean colinas desde dónde descienden fuertes vientos de altura, los cuales pueden zarandear y hundir a cualquier barcaza que encuentre a su paso… por lo tanto, pensar en: ¿Cómo Jesús podía dormir tan tranquilo? Sería una buena pregunta.

Respuesta: Confiaba en su Padre! Sabía que Él estaba en control!!! Si Dios le había dicho que llegarían hasta la otra orilla (V.35), ¿por qué iba preocuparse?

Después que Jesús le ordenó al viento que se calle la boca, la gran tempestad se calmó, y como consecuencia, los discípulos temieron en gran manera… ¿por qué? Porque el temor de morir ahogados, fue superado por el temor de haberse dado cuenta, que Dios mismo, era el que estaba en la barca con ellos.

Para Dios, la espesa oscuridad, el viento descontrolado, las olas salvajes y el agua que amenazaba con hundir la barca, eran tan solo los efectos especiales de la maravillosa película titulada: ¡Vamos a llegar a la otra orilla!

Cuando sabemos que el mismo Director de la película, SIEMPRE está en la barca acompañándonos durante TODAS las tempestades que sacuden nuestra vida, podemos dormir pacíficamente… porque el PASAR AL OTRO LADO, y pisar tierra firme, es SU responsabilidad, y cuando Él asegura algo lo cumple!

«Llenos de angustia, oraron a Dios, y él los salvó de su aflicción.» Salmo 107:19

Abrazo grande

Acerca del Autor

Ricky Bisio
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