Querida Florencia:

Estando de vacaciones fuimos a escuchar con tu tío un concierto que daba una orquesta Sinfónica, y quisiera compartir contigo una lección que el Señor nos dio ese día:

Mientras escuchaba las hermosas melodías interpretadas por casi cincuenta músicos, mi vista se posó en la última fila donde estaban cuatro percusionistas. Cada uno de ellos tenía una entrada esporádica en la partitura, pero todos estaban atentos al desarrollo de la misma e intervenían con precisión dándole un toque de belleza a la música.

Esto me llevó a pensar en cada uno de los dones que se ejercitan en la Iglesia. Como leímos juntas tantas veces en el libro de Efesios en el capítulo 4 “…a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios” y en el capítulo 12 del libro de Corintios ”…para que no haya desavenencia, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros…”

Querida sobrina eso quiere decir, ejercitar nuestros dones mirando “la partitura” o sea el “plan de Dios” en beneficio de Su obra. Nadie es innecesario o superfluo (aunque la participación audible del tal en el conjunto sea “esporádica”) pero todos debemos “seguir”, estar imbuidos del desarrollo total de la partitura.

Nunca olvides que no podemos estar desinteresados por el servicio de los demás hermanos en el seno de la Iglesia local simplemente porque no nos toque “servir de manera visible”, porque todos somos convocados y debemos estar atentos para que la “melodía” suba al cielo, aprobada por nuestro Dios. ¿No te parece una hermosa lección para nuestras vidas?.

¡Hasta prontito Flor!

Tu Tía Adela

Acerca del Autor

+ posts