“Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito ¡alégrense!» Filipenses 4:4

 

Debemos estar siempre llenas de “alegría en el Señor” (Filipenses 4:4) Si lo hacemos, no nos sentiremos deprimidas por nuestras circunstancias.

No se nos dice que nos alegremos por las tragedias de la vida, sino que se nos alienta a regocijarnos en el Señor cuando nos lleguen los malos tiempos. Él promete que nos consolará cuando seamos maltratadas y que nos ayudará a resistir con valor el sufrimiento. Con su ayuda vamos a poder sobrevivir las circunstancias porque Él ya ha sobrevivido sus circunstancias como el Dios encarnado, Jesús de Nazaret. En Cristo tenemos a nuestra disposición todo el apoyo del cielo.

Siempre debemos alegrarnos en nuestra relación con Él. Eso no quiere decir solamente cuando el sol brilla sino también cuando llueve, cae granizo, nieva y aun si se levanta un tornado en nuestra vida. Siempre quiere decir “siempre”.

La alegría es la insignia del creyente. Pablo, al escribir desde la cárcel, hizo énfasis en que sus circunstancias no podían apagar su alegría en el Señor. “Estén siempre llenos de alegría en el Señor”, exhortó a sus amados creyentes de Filipos.

Cuando no podemos alabarlo por lo que ha permitido, podemos darle gracias por quién es Él en medio de lo que ha permitido. Esto no quiere decir que no sufriremos con los que sufren, pero sí significa que a los desalentados les podemos decir que fijen sus ojos en Jesús, la fuente de la alegría.

Acerca del Autor

J. Briscoe
+ posts