“Entonces durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras.» Job 2:13
Escuchar obra maravillas. El silencio amoroso no produce sonido, pero le dice a la persona sentada a tu lado que te importa. Le puede decir a un corazón herido: “Porque te amo y eres importante para mí, estoy aquí guardando silencio a tu lado”.
Los amigos de Job fueron a su lado durante un tiempo difícil. Cuando llegaron, se quedaron sin palabras al ver la enfermedad y el dolor de Job. Así que simplemente se sentaron allí, sin hablar. Le ministraron con su presencia y le demostraron que era importante para ellos. (Si tan solo hubieran permanecido en silencio, ¡pero esa es otra historia!).
Existe lo que se puede llamar el ministerio de la presencia y hay también lo que se llama el ministerio del silencio. Eclesiastés 3:7 nos dice que hay “un tiempo para callar y un tiempo para hablar”. ¿Puedes sentarte al lado de una amiga en silencio?
Cuando una persona está pasando por un tiempo difícil… ¿puedes dejar que se desahogue, hable y llore simplemente escuchándola? ¿O terminas tú cada una de las frases? ¿Sientes que le debes dar respuesta a todos sus problemas? Tal vez sientas la necesidad de llenar el silencio con palabras. ¿Escuchas a medias lo que dice, esperando para comenzar a hablar de lo que tú quieres hablar, los problemas que tú quieres compartir? Lo que esa persona realmente necesita es que la escuches – no que le des respuestas, no que te alejes, no que le hables demasiado de ti misma – sólo que la escuches.
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