“…el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” (Filipenses 1:6)

En la década de 1970 recibí al Señor como Único y Suficiente Salvador en esta Amada Iglesia, donde después me bauticé; tenía 22 años. Aquí crecí en la nueva vida, junto a fieles siervos de Dios. Más tarde, serví en el anexo de Barrio
Yapeyú y continué siendo parte de esa Obra cuando se constituyó en Iglesia.
Transcurridas las décadas y sin darme cuenta, fui alejándome; pero el Espíritu Santo siguió obrando en mi vida, aunque yo no lo entendiera.

Como Pastor, el Señor hizo conmigo lo que con la oveja perniquebrada, me rescató con su cayado, me tomó en sus brazos y me quebrantó para cumplir Su Propósito en mi vida.

Y un día llamó a mi puerta. Su mensajero traía una carta de invitación a la celebración del 80° aniversario de la ICE Rincón.
La leí y lloré, recordé quién era y adónde pertenecía.
Cuando llegué con mi familia el día de la celebración, mi pecho se abrió y respiré profundamente; había regresado a casa!
Rostros sonrientes y fraternos abrazos. El Señor estaba esperándome y los hermanos también! Un momento sublime! Oh, Dios
de misericordia! Infinita Gracia! Nuestro Padre nos ama, me sanó y restauró.

Hoy, ese Amor ágape, manifiesto inmensamente en la familia de nuestra Amada Congregación colma mi vida de gratitud, confianza y gozo!

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis  debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. (2° Corintios 12:9)

Holga de Pdernera

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