Leía en un artículo periodístico una historia que me hizo reflexionar, se la comparto:
«Steve Jobs no fue un niño deseado por su madre. No fue «planeado» por sus padres biológicos. Abdulfatá John Jandali, de nacionalidad siria, y Joanne Carole Schieble eran novios. Y muy jóvenes. La familia de ella desaprobaba la relación y no les permitieron casarse en ese momento. El hijo, que nació en Febrero de 1955, fue dado en adopción.
Luego vino la historia conocida: el genio informático de Steve se reveló muy pronto y lo hizo protagonista de una verdadera revolución innovadora.
Los padres biológicos de Jobs no esperaban un hijo cuando lo engendraron y no pudieron asumir la responsabilidad que implicaba. Pero le dieron una oportunidad a esa vida.
La historia de Steve Jobs, como tantas otras, debería llevar a revisar la idea, hoy muy en boga, de que la garantía de la felicidad o de la realización de una persona está en el hecho de haber sido hijos deseados; más aún, planificados.”
Sobre la historia de Steve Jobs el periodista concluía:
“...la vida difícilmente puede programarse hasta sus últimos detalles. Por el contrario, está hecha en buena medida de imprevistos, obstáculos y desafíos.
Sobran los ejemplos de hijos no deseados o abandonados, que sin embargo encontraron su camino. Así como son muchos los casos de hijos muy planeados que yerran el camino.
En los países donde el aborto está legalizado desde hace años, y por lo general también banalizado, no hay niños para adoptar; el niño «no planeado» no nace. El aborto generó una mentalidad anticonceptiva y el hijo sorpresa, inesperado, es abortado.
Y subyace también en esto una filosofía: la idea de que el «deseo» de la madre es la única fuente de legitimidad para la vida de un nuevo ser humano. El tomar la decisión de pausar un embarazo con el argumento «es mi cuerpo, yo decido. ”
Un tema muy polémico en estos días, el derecho a la vida del bebé aún no nacido contra el derecho de la madre, la adopción contra el aborto.
Me preguntaba qué hubiese sido de tantos (como Steve Jobs, o vos y yo) si hubiesen decidido «cortar con esas células» como le dicen hoy.
Pero más allá de lo que uno pueda opinar, deberíamos buscar qué piensa Dios al respecto y por qué es tan valiosa la vida, aún antes de nacer.
El Salmo 139, recalca cómo la vida comienza en el vientre de la madre, siendo cada una única y singular, creación del mismo Dios; dando detalles de cómo el Creador formó cada parte de lo que será ese bebé en gestación. Aunque no haya sido deseado por el hombre, Dios sabía que iba a ser gestado, y aún en circunstancias difíciles, Él desea darle una oportunidad a esa vida.
Oportunidad a la vida, de eso se trata… Dios valora tanto a cada uno de nosotros al punto de saber aún cuándo cae un cabello de nuestra cabeza. Me pregunto, ¿cuánto más vale la vida para Él? ¿Cuánto debería valer para nosotros?
Aun en circunstancias no previstas, Dios puede hacer algo maravilloso con cada ser, porque es el diseñador de la vida, el Creador, el hacedor de maravillas, el alfarero.
Si Dios es quien abre caminos en el mar y aguas en el desierto, para el que nada es imposible, poderoso para hacer todas las cosas, mucho más de lo que pensamos o imaginamos… ¿Qué no podrá hacer con cada vida por nacer?
¡El es el único Dios, quien no se cansa de dar OPORTUNIDAD A LA VIDA!
Oportunidad a LA VIDA
