YO SIGO A JESUS… ¿CUESTE LO QUE CUESTE? – LUCAS 9:57-62
En muy pocas palabras, en sólo 6 versículos, Dios a través del evangelista Lucas nos deja lecciones profundas a cerca de lo que significa seguir a Jesús. Ya el Señor había mencionado unos versículos antes (Lucas 9:23) que para ir detrás de Él, tenemos que tomar nuestra cruz cada día y seguirle, pero acá profundiza un poco más en el diálogo con tres seguidores.
El primero de ellos se acerca voluntariamente y eso es bueno de destacar e imitar, tiene iniciativa y muestra convicción: “te seguiré a dondequiera que vayas”. Entonces Jesús lo confronta y nos confronta con la primera lección: LA COMODIDAD Y EL CONFORT DEBEN QUEDAR A UN LADO. No es que debamos vivir como los estoicos prescindiendo de todos los bienes materiales, pero OJO! Es muy fácil abandonar el camino cayendo en el engaño del materialismo y las posesiones.
El segundo personaje es el único en ser llamado por el Señor en el relato, y esto agrega una responsabilidad extra. Si el Señor está llamando, y creo que es así, tenemos una responsabilidad en nuestros hombros: la obediencia.
Entendamos la respuesta de este discípulo: No significa que el padre acababa de morir y tenía que ir al funeral, lo más probable es que está pensando en disfrutar de su padre en vida, y quizás también está pensando en no perder su herencia terrenal futura. La respuesta del Señor nos enseña la segunda lección: NADA PUEDE OCUPAR EL PRIMER LUGAR, ESE LUGAR ES MÍO. También aclaremos en este caso: no se trata de abandonar a la familia, pero sí debemos saber que la prioridad es de Él y si Él nos llama, todo lo que nos rodea pasa a un segundo plano.
El último personaje nos deja la última lección: SI ME SIGUES, YA NO MIRES ATRÁS y tiene mucho que ver con lo anterior. Si ponemos los ojos en Jesús (Heb. 12:2) no se puede mirar para atrás. El que tienes tus manos en el arado y miras atrás, deja surcos torcidos, nada debe desviar nuestra mirada del Salvador.
El desafío sigue delante de nosotros. Te animo a cambiar el título de este devocional, y que ya no sea una pregunta.
YO SIGO A JESÚS… ¡CUESTE LO QUE CUESTE!
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