Continuando con el cuarto estudio de Santiago, en esta oportunidad se ve el segundo capítulo de la Epístola, abordando el tema de la parcialidad en la congregación y  cómo Dios prueba la fe por las acciones y actitudes que tenemos con respecto a otras personas que nos rodean y entre las cuales adoramos a Dios en la iglesia.

Santiago dijo: «No tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo». Continuó enfatizando la discriminación existente entre los cristianos de la época, así como descalificando las intenciones de los que promovían esas diferencias en el trato entre creyentes.

El apóstol les estaba diciendo que si alguien quería agradar a Dios, obedecerle y cumplir con su responsabilidad, estaba claro lo que tenía que hacer. Y entonces expuso aquella ley suprema de la Escritura: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Este era el resumen de toda la Ley de Moisés que tenía que ver con las relaciones humanas.

Si ellos mostraban favoritismo entre las personas, debían recordar que la ley condenaba cualquier discriminación entre ricos y pobres.

Aquí vemos que la ley de la libertad es la ley de Cristo. El Señor Jesús dijo en Juan 14:15: «Si me amáis, guardad mis mandamientos.» ¿Cuál fue Su mandamiento? Lo leemos en Juan 15:12, donde Él dijo: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a los otros como yo os he amado.»

Una verdadera fe y las obras que la acompañan, no están hechas solamente de cosas «espirituales», sino también de una preocupación por las necesidades más básicas, como la necesidad de consuelo, abrigo y comida.

Una fe viva es simplemente una verdadera fe. Si en verdad creemos en algo, entonces seguiremos y actuaremos de acuerdo a ello.

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Escuela Bíblica IBEW
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