Para nosotros las conferencias fueron un gran tiempo de oración e intercesión. Oraciones que hicimos antes y durante las confes por todo lo que iba a pasar y estaba pasando. El Señor nos desafió a poner a Jesús en el centro y ver cómo todo lo demás era añadido.

Sentimos que Jesús nos llamaba a la mesa a comer con Él, a salir de la comodidad y subirnos a la barca sabiendo que la tormenta se va a desatar, pero que no va a dejar de estar con nosotros en ningún momento.

En este finde pudimos ver cómo los ojos de los ciegos espirituales recobraban la vista, los pródigos volvían a casa, los pecados eran expuestos al amor que todo lo cubre, los heridos sanaban, las murallas de los corazones se caían, los quebrantados eran bendecidos, y un montón de cosas más que solo nos llevan a decir una cosa: Jesús estuvo entre nosotros.

Y vamos a seguir orando para que cada decisión que se tomó no haya sido una simple emoción, para que cada oración que se plantó se siga regando, para que cuando den fruto, los frutos glorifiquen al Padre.

Estamos agradecidos con la iglesia por habernos apoyado. Por cada matrimonio que intercedió por nosotros durante la reunión. Por los que sirvieron en la cocina. Por nuestros tíos de oración, que desde hace ya un tiempo nos regalan de su tiempo y sus oraciones para que Dios se manifieste en nuestro grupo. Dios respondió y hoy estamos agradecidos, porque comprendimos que Jesús reúne todas las cosas. Cuando somos una sola iglesia en Él, no solo nosotros lo podemos ver, sino que se cumple esa promesa de la Biblia que dice que el mundo va a creer. Este es el desafío que Dios nos dio como grupo, llevar su amor y gloria al mundo.

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Matías Cejas
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