«El día de mi muerte, es el día de mi graduación», fueron palabras de Jaime Murrell. Un apasionado adorador y predicador. Por 45 años sirvió a Cristo con todo su corazón.
Compartimos este homenaje en su memoria, recordando también a todos aquellos que han sido llevados a la presencia del Señor durante la pandemia.
Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Salmos 116:15
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