Hoy 20 de Junio, nuestra patria festeja el día de la creación de la bandera, aquella que Belgrano nos legó. En esta oportunidad nuevamente se recordará la gesta de nuestra independencia, en la cual nuestro emblema nacional tuvo un papel fundamental.

Como todos los años, los soldados declararán “Sí juro”, en señal de lealtad y patriotismo y por el cual se comprometen a defenderla aún hasta con su propia vida. También en las escuelas los niños, adolescentes y jóvenes tributarán su homenaje a nuestro pabellón. En todo el territorio argentino se celebrará la creación de nuestra enseña celeste y blanca.

Ahora bien, esta conmemoración tan trascendente nos lleva a pensar en la importancia de la bandera. El diccionario nos da una definición adecuada: “Es un pedazo de tela con colores colocada en un asta”, que si bien parece una expresión fría, indica que es el símbolo que representa a una nación y por el cual se identifica a un determinado país solo con ver sus colores.

No hay duda de que la bandera es un elemento sobresaliente para los pueblos, sobre todo en los conflictos armados, cuando cada soldado ve simbolizada en ella la grandeza de su nación.

Pero esta reflexión estaría incompleta si la dejáramos aquí, habiendo comentado solo la trascendencia del día de la bandera.

La Biblia nos enseña sobre otra bandera, otra patria y otro tipo de ciudadanos y soldados. La bandera, es la bandera de la cruz; la patria es la celestial; los ciudadanos son los del cielo (Filipenses 3:20) y los soldados son los de Jesús (2º Timoteo 2:4).
Como soldados, el Señor nos manda a no enredarnos en los negocios de la vida. Pero, ¿cuáles son esos negocios? No hay duda que si contradecimos la palabra de Dios y sus expresos mandamientos en cuanto a la fidelidad, es porque estamos enredados en el mundo (Santiago 4:4). Esto es desagradable a los ojos del Señor.

Con respecto a nuestra ciudadanía celestial, nos resulta sublime pensar que si bien habitamos en un país terrenal, tenemos en la gloria de Dios nuestra verdadera patria.

El apóstol Pablo nos enseña que siendo ciudadanos del cielo debemos ser aquí embajadores, mostrando en esta vida “las virtudes de Aquél que nos sacó de las tinieblas a su luz admirable” (2ºCorintios 5:20 – 1º Pedro 2:9).

Refiriéndonos a la bandera, el Señor nos dice: “Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad” (Salmo 60:4). Sí, ¡estad por Cristo firmes, soldados de la cruz, alzad hoy la bandera en nombre de Jesús!

Retomando las palabras del autor del himno que dice: “Cual pendón hermoso despleguemos hoy la bandera de la cruz, la verdad del Evangelio, el blasón del soldado de Jesús”. Proclamemos con fervor aquel evangelio que el Señor Jesucristo nos enseñó y a través del cual transformó la existencia de todos los que creímos en Él.

“Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios”

Salmo 20:5

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Rolando Quiroga
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